Y asi me hice un vagabundo...

Cuenta: mascatripas
Personaje: Edhram
Alineamiento: Caotico Neutral
Clases: 4:bardo / 11 Explorador
Deidad: No tiene una fija
Descripción: Un humano de mediana estatura, ni alto ni bajo, mas bien flaco, con barba de varias semanas y una bandana sobre su ojo izquierdo a modo de parche. Porta dos vainas de estoque, una a cada lado de la cintura, su ropa esta carcomida y gastada, llena de barro y desperdicios. Su aliento apesta a alcohol y el en si huele como si llevara sin ducharse varios dias si no son semanas.





Primer acto.

Introducción:

Cuan largo tiempo ha transcurrido desde que el mundo es mundo y las razas pobladoras que campan por él a su antojo fueron creadas junto a árboles, ríos y mares; montañas y valles; cuevas y demás caprichos de la madre tierra. Se preguntaran que tiene esto que ver con mi historia y bien podría inventar cualquier excusa, treta o engaño y de hecho lo haré pues mi historia es demasiado aburrida para contarla por si misma, como bien supongo no quieren oír narrar cualquier amasijo verborreico de palabras enredadas cual tapiz o escupidas o/u vomitadas sobre el lienzo, mi historia como la de cualquier otro animal destetado comienza entre las piernas de mi madre, podría decir también que en las de mi padre antes siquiera de ser concebido en el vientre materno pero como de este apenas conocía mas que los insultos proferidos por mi madre hacia mi creador mejor lo dejamos en un imposible.

como decía, trascurrió mi lactancia abrazado a los senos de mi madre, y después... que mas da lo de después, pudo ser bella, bonita, triste, divertida pero nunca aburrida, con el paso de los años y las tabernas he perdido todo recuerdo y consciencia olvidando completamente cualquier cosa que en ella pasara, lo único que guardo en mi memoria de esta son los achuchones de mi velluda y antidiluviana abuela, también sus pellizcos en mis rechonchas mejillas. Si, de niño era gordo, el exceso de dulces y dieta saturada hizo mella en mi busto y lo deformo hasta ser una masa de lorzas y grasa.

Aun así termine superando esa triste etapa de mi vida, no es agradable que todo el mundo te insulte y se mofe a tu costa y al de tu obesidad infantil, supongo que mi afición por no atender a esas cosas y en general a nada que pudieran decirme ayudó, todas las criticas tanto destructivas como constructivas me importaban lo mismo. Yo continuaba en mi posición pasiva y quizás todo ello ayudo a que mi rumbo se torciera en algún punto del camino, pero total... como a mi no me importaba.

Creo justamente que el momento en que todo ocurrió fue el día que descubrí el amor por primera vez, que tópico dirán algunos otros mas románticos suspiraran pensando en historietas amorosas llenas de besos y demás roces que el amor propicia, pero a mi con mucho menos me bastaba.

Un día la vi, no era la mas bonita ni la mas atractiva pero yo sabia que era especial, un ardor y un hormigueo en mi interior hizo que me doblegara cual bestia amansada por una melodía tranquilizadora, su olor... era tan puro, tan turbador. Mis pupilas se dilataron y mi lengua se hinchó, salivando cual perro en celo, el hormigueo se extendió y acrecentó, entonces la perdí entre la marabunta de gentes que formaba el mercado y yo me quede pendido de la mano de mi abuela mientras un sopapo sobrevolaba mi nuca e impactaba contra ella sacándome de mi ensoñamiento, esa noche soñé con ella.

Un endurecimiento en mis bajos confundió mi sentido de la razón, así comencé a masturbarme, y podría decir que hasta el día de hoy, por lo que le toca a la victima de mis pensamientos ni se como se llama... incluso su rostro quedo empañad con los años pero una cosa la agradezco con todo corazón y es que me desvelara todo este mundo que entraña el auto sexo, no se si este suceso conlleva la trascendencia que le otorgo, pero supongo que soy un romántico.